
La posesión. Suena a película de terror. Diabólica.
El ser humano, como todo en la vida, tiende al desorden. A la entropía. Supone más esfuerzo ser civilizado, educado, limpio, ordenado, respetuoso... más que sucio, ruín, mezquino.. y agresivo.
Hay que aprender a lo largo de la vida a autocontrolarnos. Es más fácil gritar, que mantener la calma en determinadas situaciones... es más primitivo ser posesivo al estilo troglodita con tranca en mano agarrando de los pelos, que ser generoso y gratuito.
Observo con el tiempo un tipo de gente frecuente. Más en las mujeres.Las posesivas, que suelen ser también opresivas.Y el colmo si son depresivas... Un poema.
Mujeres que piensan que en compromiso de amor ( y las sin papeles son las peores..) ó de amistad con un hombre significa la pertenencia del mismo. Desconfiadas, temerosas y asfixiantes... Cualidades que las hace poco gratas para todos, e incluso en determinadas ocasiones, para sus partenaires que intentan en cierta medida huir de ellas... normalmente con excusas y mentiras.
Es la pescadilla que se muerde la cola. A mayor presión psicológica, más necesidad de escapar..
Sin duda sería mejor la confianza en la otra persona, y si no la hay es porque existen actitudes, en uno mismo ó en ambos casos que son motivo para una visita al diván del terapeuta... ó de replantearse la relación.
Abogo por una mayor independencia propia , y en la pareja. Eso que suena a tópico y no lo es. El espacio vital. Imprescindible.